Catamarca, un viaje introspectivo
Un momento cualquiera , de esos en los que se piensa profundo y hace la cuenta. Pasados media vida , con muchos suspiros, quedan los viajes entre otros disfrutes guardados con la esperanza de lo nuevo por conocer. Y ahí si que no hay edad para emocionarse ante la belleza de un nuevo destino. De la certidumbre de respirar una inmensidad. El enamoramiento , la intensidad , la retina que intenta guardarlo todo. Que no hay cámara de fotos que capte nuestros latidos cuando nos sentimos ante un momento con la naturaleza inigualable. Así anduve, conociendo Catamarca. Las montañas en el tramo de la ruta 60 entre San Fernando del Valle de Catamarca y Tinogasta me dejaron con el alma llena. Que uno siente ganas de frenar en la ruta y abrazar a los que tiene al lado por sentirse afortunado. Ese tipo de aprendizaje es con uno mismo. La emoción afloran acompañando al clima caluroso con viento , y rutas largas , sin radio ni señal. De atardeceres con cielos ...